Crianza Saludable



Yo quiero dormir

Por Verónica Español 

Este ha sido un tema de mucho interés en los padres, de hecho yo con mi primera hija no veía la hora de que me durmiera toda la noche.  Pero hay factores a considerar y más si somos padres primerizos, aunque los que no somos primerizos también.  Mi hijo no duerme más de tres horas en la noche, ….necesita el seno para quedarse dormido, …llora cuando lo pongo en la cuna, …soy madre lactante y por eso mi hijo se despierta, pero yo quiero dormir y quién no…

¿Te suenan estás frases común?  Primero hay que entender por qué se despiertan nuestros niños en la noche.  Irse a otra habitación es para el niño una separación, porque no sabe a dónde se ha ido su madre. Tardará varios años en comprender que mamá está en la habitación de al lado y que por tanto «no se ha ido». Y la escala es diferente: unos minutos son para su hijo como varias horas, unas horas le parecen como días o meses, y unos metros le parecen kilómetros.  ¿Comprende ahora por qué su hijo se pone a llorar en cuanto usted sale de la habitación, por qué cuando usted va a trabajar o cuando él ha estado en el hospital pide más brazos y más atención?

No duermen de un tirón, sino que tienen, lo mismo que los adultos, varios ciclos de sueño a lo largo de la noche. La longitud de cada ciclo es variable, entre apenas veinte minutos, a algo más de dos horas; la duración media viene a ser de hora y media en el adulto, pero de apenas una hora en el bebé. Entre ciclo y ciclo pasamos por una fase de «despertar parcial», que fácilmente se convierte en un despertar completo.

Lo primero que hay que aprender sobre el sueño de un recién nacido es que duerme la cantidad que necesita, ni más ni menos, y que lo hace «a su manera», es decir, que no distingue entre el día y la noche y «cae» donde sea, cuando sea e independientemente de las circunstancias que le rodean. En realidad su estado natural es el del sueño: en promedio, un recién nacido duerme unas 16 horas diarias, aunque algunos puedan llegar a las 20 y otros no superar las 14.1.

Aunque todavía es demasiado pronto para imposiciones, es aconsejable que desde un principio ayuden a nuestros hijos a diferenciar entre el estado de vigilia y el de sueño. Esto significa que los pocos momentos en que no esté durmiendo no debes dejarlo en la cuna, sino cogerlo y dedicarle nuestra atención para que se despeje por completo. Hablarle, mimarlo, jugar con él... así empezará a distinguir entre lo que es estar dormido y estar despierto, algo que a nosotros nos puede parecer totalmente obvio, pero que es nuevo para un recién llegado almundo. Y, por si esto no bastara, existe otra a buena razón para hacerlo:asociará que cuna es igual a hora de dormir, lo que beneficiará que, a la corta, adopte un buen hábito de sueño.

Cada niño es un mundo, algunos duermen desde el mes toda la noche y a la gran mayoría les cuesta.  Siento mucha lástima por los niños que los dejan llorando para que duerman o incluso algunos padres cojen la correa para que se vayan a sus cuartos y se duerman. No los culpo fue lo que le enseñaron.  Mucho tiene que ver con nuestra crianza.  Pero nosotros podemos romper con ese ciclo utilizando buenas técnicas desde el primer día que lo tenemos en nuestras manos.

Hay buenas recomendaciones para que nuestros niños puedan dormir más…

Luz diurna frente a oscuridad nocturna. Cuando duerma de día, no bajes del todo las ventanas de su dormitorio y, si dispones de un peluche, no lo dejes en su cuarto; llevárnoslo al salón o dondequiera que estés en ese momento para que vaya captando que a su alrededor ocurren cosas. No nos se preocupen, no necesita estar a oscuras para descansar, ya saben que por ahora «cae» donde sea y en las circunstancias que sean. De noche, por el contrario, dejarlo a oscuras.

Ruido frente a silencio. No dejen de pasar la aspiradora, mantener una conversación animada o escuchar la radio porque el niño esté durmiendo si son las once de la mañana. De noche, lo normal es que haya menos ruido.   Por ejemplo, no renuncien a ver la televisión, bastará con que el volumen no esté muy alto. Si nuestro objetivo es ayudar a poner su reloj en hora, ¿cómo lo vamos a lograr si de día reina un silencio sepulcral más propio del ambiente nocturno? Acabará confundido y, en el peor de los casos, sin poder dormir salvo en el más absoluto de los silencios.

Rutina.   Aunque es muy pequeñito, cuanto antes se establezca una rutina, mejor. Esta idea junto a la de las siestas son el ABC de un buen sueño nocturno. Establece una hora relativamente fija para ir a la cama y un orden predecible de los acontecimientos. Este paso es muy importante para indicar al bebe que se acerca la hora de acostarse. Ponla en práctica durante una semana y ya empezarás a ver resultados positivos.  La rutina tiene que ser algo flexible y que te sientas cómoda con ella, ya que si te funciona tendrás que hacerla durante mucho tiempo. Una de las mayores ventajas que tiene establecer una rutina es que el niño sabe lo que se espera de él. Si una noche se le lleva a la cama y se le deja solo, otra se le lee un cuento y otra ve la televisión, terminará desconcertado.

En cada hogar se establecen diferentes rituales en lo que al acostarse se refiere, rituales que a menudo responden a los recuerdos que los padres guardan de su propia infancia.   Los niños, en lo que al dormir se refieren, reaccionan mejor a una continuidad en la rutina. De hecho es el momento del día en el cual una rutina preestablecida tiene importantes ventajas. En niños para los cuales la cama y su habitación se han convertido en algo desagradable y en desencadenante de llantos y sufrimiento, el establecimiento de una rutina agradable contribuye a disminuir estas respuestas de implicación emocional.

Cuidar que de noche esté especialmente cómodo. Darle tiempo para que eructe, cambiarle el pañal, asegurarnos de que su camita no esté fría cuando lo acuesten  y que la habitación permanezca a una temperatura adecuada. Si durante el día se despierta por cualquiera de estos motivos, no tiene mayor importancia…

Tener sus necesidades cubiertas: si ha comido y está satisfecho sin ninguna molestia, dormirá

Estar con mamá: A los bebés pequeños les gusta y necesitan estar cerca de su madre, es muy positivo tener al bebé en brazos o incluso dormir a su lado. Sobre todo si se alimenta con lactancia natural, es mucho más cómodo atenderle durante los despertares nocturnos por hambre.  Dormir con mamá también es positivo porque es lo que el bebé espera (hace únicamente 300 años los bebés dormían con su madre) y observa a unos perritos o cualquier otro mamífero, ¿con quien duermen? Además ayuda a establecer patrones de respiración correctos, que incluso se sospecha que ayudan a evitar el temido SMSL, si alguna vez tienes que dormir a tu bebé, prueba a echarte con él o cógelo en tus brazos y respira pausadamente mientras te relajas, también lo hará él y se dormirá más fácilmente.

Envolverle: A muchos bebés pequeños les gusta estar envueltos, se sienten protegidos y seguros porque les recuerda la protección del útero materno. Muchos de ellos se desplazan a una esquina del moisés o de la cuna y duermen apretados contra esta esquina , como lo hacían dentro de tu barriga con la cabeza entre los huesos pélvicos. También les alivia cuando padecen cólicos del lactante.

Ruidos suaves: Es sorprendente como pueden calmarles y relajarles los sonidos monótonos como el secador de pelo, la ducha o el lavavajillas Esto es porque cuando estaba dentro de tu barriga oía ruidos muy parecidos continuamente y ahora el silencio de la noche le asusta porque no lo conoce. Si ves que funciona y en tu caso le ayuda a dormir, graba un cassette y pónselo a la hora de dormir. Otra idea que también suele funcionar es colocar cerca de él un reloj con un  tic tac ruidoso que le recordará el sonido de tu corazón.

Mecerle: tampoco falla, son pocos los bebés que se resisten al sueño cuando son mecidos, también por los motivos explicados en el anterior punto; ya que durante los 9 meses de gestación estaba continuamente mecido cuando caminabas... e incluso cuando dormías, con tu respiración.


Pendiente! Mañana compartiremos varias ideas para ayudarte a dormir a tu bebé. 


Fuentes:
Dormir sin lágrimas: Dra. Rosa Jove
Duérmete niño: Dr. Edward Estivill
Bésame mucho: Dr. Carlos Gónzalez
Dormirsinllorar.com









Crianza con Respeto


“Un niño que sabe que su figura de apego es accesible y sensible a sus demandas les da un fuerte y penetrante sentimiento de seguridad, y lo alimenta a valorar y continuar la relación”  John Bowlby

El psicólogo John Bowlby formuló la Teoría del apego. Plantea que “la separación producida entre un niño pequeño y una figura de apego es de por sí perturbadora y suministra las condiciones necesarias para que se experimente con facilidad un miedo muy intenso. Como resultado, cuando el niño visualiza ulteriores perspectivas de separación, surge en él cierto grado de ansiedad.”

El apego es la unión o vínculo emocional que cada niño desarrolla con sus padres (y personas cercanas) que le brinda seguridad emocional indispensable para un desarrollo saludable de su personalidad. La Teoría del apego como base estable que la sensación de seguridad, ansiedad o temor en un niño es generada en gran parte por la cercanía de sus padres y la capacidad de éstos a responderle a sus necesidades. El apego les proporciona seguridad emocional, se sienten protegidos y aceptados incondicionalmente.

Según la teoría los bebés nacen con unas conductas predeterminadas las cuales tienen como propósito producir respuestas en los padres, tales como: la habilidad de “chupar” (para amamantar), sonrisas reflejos, balbuceo, necesidad de ser acunado y el llanto; estrategias que le permiten al recién nacidos vincularse con sus padres. Con estas “estrategias” buscan mantener proximidad con la figura de apego, resistirse a la separación, “quejarse” si los dejan solos y buscar a la o las figuras de apego para buscar seguridad.

Mary Ainsworth aportó información muy importante a la Teoría de apego, con sus investigaciones pudo descubrir tres patrones principales de apego:
  1. Niños de apego lloran menos y están más contentos cuando “exploran” junto a sus madres/figura de apego
  2. Niños de apego inseguro lloran más, incluso en brazos de sus madres/figuras de apego
  3. Niños que no muestran apego, ni conductas diferentes ante sus madres/figuras de apego
Todo comportamiento va a depender de la sensibilidad de la madre a las peticiones del niño.
La teoría del apego tiene una relevancia universal, la importancia del contacto continuo con el bebé, sus cuidados y la sensibilidad a sus demandas están presentes en todos los modelos de crianzas según el medio cultural.

Según la Attachment Parenting Internacional (API) hay 8 principios que fomentan el apego saludable/seguro entre los padres/cuidador y el niño. Aunque ninguno de esos principios derivan directamente de la investigación original del apego, se presentan como prácticas para “ser padres” que pueden llevar a un vínculo firme, a una receptividad coherente y sensible y a una disponibilidad física y emocional que para la investigación son factores clave en un vínculo seguro.

La Attachment Parenting International (API), partidarios de la Crianza con Apego del Dr. Sears, intentan “fomentar un vínculo seguro con los hijos mediante ocho principios que se identifican como metas a conseguir por los padres”. Estos principios son:
  1. Preparación para el embarazo, el nacimiento y la labor como padres.
  2. Alimentación con amor y respeto.
  3. Responder con sensibilidad.
  4. Utilizar la crianza de apego.
  5. Incluir la crianza también durante las noches.
  6. Proporcionar el cuidado cariñoso constante.
  7. Practicar la disciplina positiva.
  8. Esforzarse para un equilibrio en la vida personal y familiar.
Estos valores se pueden interpretar de diversas maneras pero todos con un fin común, el bienestar del niño.  Algunos padres eligen vivir una forma de vida familiar natural, tal como el parto natural, el nacimiento en casa, criar en casa, “homeschooling”, aprendizaje natural,  no circuncisión, no a la vacunación, salud natural, y  uso de productos orgánicos.

El Dr. Sears no requiere que los padres sigan estrictamente ningún conjunto de reglas, sino que anima a los padres a “ser creativos al responder a las necesidades de sus hijos”. Para establecer vínculos seguros con nuestros niños.

La crianza con apego tiene como objetivo (según el Dr. Sears): “entender las necesidades biológicas y psicológicas de los niños, y evitar expectativas poco realistas en el comportamiento del niño. Al fijar límites que sean apropiados para la edad del niño, la crianza de apego toma en cuenta cada etapa física y psicológica del desarrollo que el niño está experimentando. De esta manera, los padres pueden intentar evitar la frustración que ocurre cuando esperan cosas que los niños no pueden hacer aún” y “mantiene que es de vital importancia para la supervivencia del niño que sea capaz de comunicar sus necesidades a los adultos y que estas sean atendidas sin demora.”

El Dr. Sears advierte “que mientras el niño es pequeño, es mentalmente incapaz de ninguna manipulación.” Sears comenta que “durante el primer año de vida, las necesidades y los deseos de un niño son lo mismo. El Dr. Sears y otros partidarios de la crianza de apego piensan que las necesidades no satisfechas aparecen de inmediato intentando satisfacer lo que no fue satisfecho. La crianza de apego observa el desarrollo así como la biología del niño para determinar las respuestas psicológicas y biológicas de cada etapa.

Al criar con apego no significa que vamos a resolver los “problemas” que el niño puede resolver por sí solo (cada etapa es diferente) sino que estaremos cerca en caso que nos necesiten, es darles la seguridad que no están solos, que cuentan con su figura de apego.